En lo que se refiere al VIH, hay noticias positivas: Las tasas de infección han disminuido desde 2017 y hay la esperanza del desarrollo de una vacuna contra el VIH. Pero todavía falta mucho trabajo por hacer en la comunidad transgénero, la cual es muy afectada por este trastorno.
Un estudio realizado por los Centros para la prevención y control de enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) resalta el impacto desigual del VIH en la comunidad transgénero en Estados Unidos. La prevalencia del VIH en las mujeres transgénero es del 14.1%, del 3.2% para hombres transgénero y del 9.2% para las personas transgénero en general. En comparación, se estima que la tasa de VIH para adultos en EE.UU. en general es menos del 0.5%.
A nivel mundial, las cifras son incluso más impresionantes: Un análisis de 15 países determinó que las mujeres transgénero tienen 49 veces más posibilidades de tener VIH en comparación con la población general.
Factores que incrementan el riesgo de VIH para mujeres transgénero
¿Por qué es el riesgo tan alto para las mujeres transgénero?
“Cuando pensamos en los factores de riesgo, frecuentemente se considera el riesgo personal”, dijo Asa Radix, M.D., Ph.D., MPH, directora de alto rango de investigación y educación de Callen-Lorde Community Health Center [Centro médico comunitario Callen-Lorde] en la ciudad de Nueva York, profesora adjunta de NYU Langone y embajadora clínica de los CDC. “Pienso que es realmente importante que eso se replantee un poco cuando hablamos acerca del VIH porque esto frecuentemente se relaciona con asuntos estructurales, no solo con asuntos personales”.
Lasdesigualdades estructurales se dan cuando las políticas evitan que ciertos grupos de personas tengan el mismo acceso a los recursos. Las estadísticas son abrumadoras en lo que se refiere a los resultados de estas desigualdades para la comunidad transgénero en EE.UU.:
- Casi 3 de cada 10 mujeres transgéneroviven en condiciones de pobreza con ingresos de menos de $14,000 al año
- 3 de cada 10 personas transgénero dicen que hanexperimentado no tener un hogar en algún momento de sus vidas
- Casi la mitad de las personas transgénero han sido víctimas de agresiones sexuales, según el National Sexual Violence Resouce Center [Centro nacional de recursos relacionados con la violencia sexual].
- Más de 1 de cada 4 personas transgénero han perdido un trabajo debido a prejuicios, según el National Center for Transgender Equality [Centro nacional para la igualdad transgénero] y 3 de cada 4 dicen que han experimentado discriminación en sus lugares de trabajo.
El impacto de estos problemas estructurales es incluso mayor para personas de raza negra o hispanas. Un estudio de los CDC de siete ciudades de EE.UU. determinó que el 62% de las mujeres transgénero de raza negra y el 35% de las mujeres transgénero hispanas o latinas que participaron en la encuesta tenían VIH, en comparación con el 17% de las mujeres transgénero de raza blanca.
“Si piensas en todos estos factores determinantes sociales de la salud, está claro que si no tienes un hogar ni educación, ni la posibilidad de tener un empleo ni una casa en cual vivir, tu riesgo de VIH será mayor”, dijo Radix.
Lee: Factores determinantes sociales de la salud, desigualdades de la salud y equidad de la salud >>
Con menos opciones laborales, Radix explicó, las mujeres transgénero podrían recurrir a comercio sexual para sobrevivir, incrementando drásticamente el riesgo de exposición al VIH. Un estudio publicado en 2023 determinó que el 41.8% de mujeres transgénero reportaron haber participado en comercio sexual, diciendo que su motivación para hacerlo era “mejorar sus ingresos” y no poder “obtener un trabajo debido a discriminación de género”.
Además de las desigualdades estructurales, las mujeres transgénero frecuentemente experimentan niveles altos de rechazo familiar, estigma y discriminación, lo cual puede causar niveles altos de angustia y depresión. Radix explicó que personas podrían tratar de aliviar su angustia y depresión participando en comportamientos riesgosos, tales como el uso de drogas mediante inyecciones o la compartición de jeringas. Todos estos desafíos pueden resultar en peores resultados médicos por sí solos y cuando se combinan las desigualdades estructurales y personales, los efectos negativos empeoran.
El acceso a la atención médica es clave para prevenir el VIH
Con estos mayores factores de riesgo, el acceso a la atención médica es extremadamente importante. Pero 24 estados actualmente restringen de alguna forma la atención para la reafirmación de género, legisladores en al menos 10 estados están proponiendo restringir el acceso de personas transgénero a servicios públicos y en varios estados proveedores de atención médica pueden rehusarse legalmente a proporcionar tratamiento a pacientes de la comunidad LGBTQ. Todo esto hace que sea difícil para personas transgénero encontrar proveedores de atención médica (HCP, por sus siglas en inglés) con los que puedan mantener un diálogo abierto y honesto o incluso a quienes puedan divulgar que son personas transgénero para empezar.
En 2022, una encuesta de personas transgénero de EE.UU. determinó que casi 1 de cada 4 encuestados de la comunidad transgénero no tuvieron consultas médicas cuando necesitaban hacerlo el año anterior a la encuesta porque tenían miedo de recibir malos tratos. Y de los que mantuvieron consultas médicas, casi la mitad reportó tener una mala experiencia porque eran transgénero, incluyendo no recibir atención médica porque proveedores médicos se negaron a proporcionarlo, ser tratados con el género incorrecto o recibir abuso físico o verbal de los proveedores médicos.
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La profilaxis antes de la exposición, también denominada PPrE, es un medicamento que reduce el riesgo de contraer VIH por relaciones sexuales por un 99%. Y reduce la posibilidad de contraer VIH por exposición a jeringas por un 74%. Pero para ser eficaz, debe tomarse en forma consistente. La PPrE solo está disponible con una prescripción de un proveedor de atención médica. En un estudio que está por publicarse en el que está trabajando Radix, hallazgos preliminares demuestran que menos del 15% de mujeres transgénero actualmente usan la PPrE. Para los hombres transgénero, la cifra baja a menos del 6%.
“Una falta de acceso a atención médica, la cual puede darse por falta de seguro porque no tienen un trabajo o porque se sienten incómodos cuando entran a un consultorio, significa que no tienes acceso a la PPrE”, dijo Radix. “Sabemos que la PPrE es probablemente la intervención más importante para reducir el VIH, pero actualmente no puedes entrar simplemente a una tienda y obtener la PPrE sin prescripción”.
Incluso cuando las personas transgénero tienen consultas con sus proveedores de atención médica, ellas tienen la responsabilidad de solicitar la PPrE en vez de que su proveedor médico inicie la conversación, lo cual puede ser otro obstáculo.
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“Algunos proveedores médicos no sienten comodidad como para preguntar a personas transgénero acerca de sus vidas sexuales porque frecuentemente no saben qué palabras usar o tienen muchas presunciones acerca de quiénes son sus parejas sexuales”, dijo Radix. “Vemos mucho de eso con personas transmasculinas. Personas simplemente asumen que sus parejas son mujeres cisgénero [personas que tienen la misma identidad de género que su asignación de sexo al nacer]. No se les ocurre preguntarles si tienen relaciones sexuales con alguien que tiene un pene, lo cual incrementaría su riesgo [de contraer VIH]”.
Aunque hay muchos estudios que evalúan en forma general la comunidad LGBTQ y el VIH, frecuentemente presentan un panorama incompleto debido a datos faltantes o a ideas erróneas relacionadas con los temas de género, sexo e identidad.
En su clínica, por ejemplo, Radix dice que encontraron una prevalencia del VIH del 2.8% en personas transmasculinas. Pero cuando se evaluaron específicamente a los hombres transgénero que tenían relaciones sexuales con hombres cisgénero, la tasa de infección del VIH subió dramáticamente al 11%.
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